Al descargar cualquier archivo de Internet, se puede estar poniendo en riesgo inconscientemente la seguridad del sistema, tal vez bajando un malware o virus sin querer.

Generalmente, eso sucede por descargar programas de sitios pocos confiables, abrir archivos adjuntos en correos electrónicos, bajar documentos o diferentes tipos de archivos de la red sin tener confianza en la fuente de origen.

Por eso, para evitarlo, se pueden aplicar una serie de buenas prácticas:

Revisar la URL: Lo primero que se debe hacer es revisar muy bien la dirección URL de ese archivo que se va a bajar. ¿Hay algo raro? ¿Es la página oficial o no? Ahí se pueden encontrar pistas de si realmente es fiable ese link para poder bajar un documento o se podría estar comprometiendo tu seguridad sin saberlo.

Buscar en Internet: Siempre que se tengan dudas del sitio web donde se va a descargar un archivo, se puede realizar una búsqueda rápida en Internet. Simplemente con entrar en Google o en cualquier buscador similar y buscar sobre ese sitio en concreto, es posible toparse con testimonios e información de otros usuarios.

Analizar el link: Otra opción que se debe tener en cuenta es la de analizar el link del que se va a descargar un archivo. Para ello se puede recurrir a un antivirus online con los que es posible saber si contiene algún virus o no. Básicamente, lo que hacen es comparar una base de datos y de esta forma alertar en caso de que se esté entrando en una web que pueda ser peligrosa.

Software: Un buen antivirus es fundamental para detectar software malicioso y poder bloquearlo antes de que llegue a descargarse al equipo y ponga en riesgo la seguridad y privacidad. Programas como el propio Windows Defender, Avast o Bitdefender son algunos de los más efectivos y conocidos.

Sentido común: Evitar bajar esos archivos de sitios web que no sean totalmente fiables. Por ejemplo, evitar enlaces recibidos por correo desde una cuenta desconocida, un archivo adjunto del que no se tienen garantías de si puede ser o no un problema.